temo irme demasiado lejos para poder mirar este libro como se merece.
Rayuela es tremendamente grande, inmersa en sus páginas acoge un sin fin de formas a veces demasiado ocultas para que el ojo inexperto las pueda divisar. A veces golpea, emborracha, hace reír a carcajada abierta y limpia, absorbes olores, mata el espíritu de la NOvela NOrmal.
NO puedo describirla aún, releo mis trozos preferidos y se me enrojecen las mejillas.
Reconozco que inicialmente le tuve miedo... y estuvo mucho tiempo escondida en cajones, viajando en mi maleta, como si quisiera agotarla, (o perderla) pero un día la vi y no pude resistir empezar, como quien da el primer mordisco a algo prohibido (gula, fruición, ansia....)
al principio me contrariaba... y los personajes? pero quienes son? dónde están? quién habla?
busqué con avidez las preguntas a las que contestan todos los libros, pero no las encontré.
después de un tiempo dejé de buscar...
la historia se iba formando según sus propias apetencias, me imaginaba siguiendo un mapa sin cruces rojas predefinidas, en el que mis pasos iban trazando tirabuzones, que a veces me hacían volver a los mismos nombres, calles, sabores...
y cuando parecía que todo estaba claro ¡ZAS! otro muro, otro puente, el olor a libro viejo, y a alcohol, a habitación cerrada, el olor del sexo en parís ( y sus huevos fritos)
(...)